RUIZ DE VILLANUEVA VILLANUEVA, Miguel

RUIZ DE VILLANUEVA VILLANUEVA, Miguel (Berja, 1827 – Almería, 1909). Historiador.

D. Miguel Ruiz de Villanueva, humanista, mecenas, notario e investigador.
Fue la primera persona que descubrió el Yacimiento de Turaniana.
Lo dio y perdió todo por su pueblo, salud, tiempo y dinero.

Abogado, funcionario, empresario y aficionado a la Arqueología. Fue hijo de Miguel Ruiz, secretario, primero, y notario, después, de Roquetas, trasladado a Berja. Capitán de infantería de los tercios navales y ayudante de la Comandancia de la Provincia, estudió abogacía en Madrid (1850-1855) y fue administrador de las salinas de Roquetas, a donde se trasladó muy joven. Participó activamente en muchas de las instituciones que protagonizaron gran parte de la vida política y social de la Almería de la segunda mitad del siglo XIX. Entre ellas, la Diputación Arqueológica y Geográfica (que fundó en 1857), interviniendo decisivamente en la creación, junto a Leal de Ibarra, Pérez del Villar, Álvarez Robles y otros; y la Cruz Roja, de cuya comisión ejecutiva formó parte durante la década de los noventa.

      Fue secretario de la Comisión Provincial de Monumentos (ingresó en 1874), miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia, caballero de la Orden de Santiago y del Instituto Heráldico y Arqueológico de Londres. De sus actividades y honores nos da cuenta él mismo con un extensísimo currículum de más de treinta títulos y condecoraciones, con el que pretendió, a finales de 1874, que se le concediera el ser miembro de la Comisión Provincial de Monumentos y, años más tarde, académico de Bellas Artes, con escaso éxito, por cierto, a pesar de su abultado currículum (Extracto de los méritos y servicios del Sr. don Miguel Ruiz de Villanueva y Villanueva, impreso, con anotaciones del mismo hasta 1898).

      Muy interesado en todo lo que estuviera encaminado al desarrollo de Almería, intervino decisivamente en la fundación de la Sociedad Económica de Amigos del País, de la que fue secretario en 1868, fecha en la que se dirigió un escrito al Ministerio de la Gobernación sobre la crisis económica provincial. Con esta última Sociedad, de tan lánguida existencia como corta en actividades, hubo, al parecer, algún problema, especialmente con su director, Rafael Vázquez, abandonándola antes de 1894. Ruiz de Villanueva fue un monárquico convencido y, aunque no intervino directamente en política, salvo en la local, fue un fiel aliado de Ramón Matienzo Capilla.

      La venta de las salinas de Roquetas a finales de 1871 estuvo a punto de convertirle en uno de los mayores propietarios salineros de la Península, justamente cuando se investigaban nuevas aplicaciones industriales de los productos salinos. Tras un desacuerdo con los socios (entre los que figuraba Ramón López Falcón), recibió el primer apremio; el pleito consecuente fue largo y difícil, pero en principio le parecía favorable debido a sus múltiples influencias políticas y al respaldo de su cuñado, el rico minero virgitano Nicolás Sánchez López. Incluso logró la reposición de la propiedad en 1882, pero ya no fueron posibles más argucias legales: los gastos del pleito, la crisis de la minería de Sierra de Gádor y la muerte del avalista obligaron a embargar la propiedad y ejecutar los débitos pendientes. El que había sido mayor propietario de Roquetas y uno de los mayores de todo el Poniente provincial quedó en la ruina, a pesar de lo cual logró evadir algunas fincas traspasándolas a familiares.

      Además de introducirse en el incipiente negocio de la uva de mesa con intereses en Bentarique, Ruiz de Villanueva fue un verdadero benefactor para Roquetas: luchó denodadamente desde su puesto de secretario del Gobierno Civil y desde el Negociado de Estadística porque la carretera general de Málaga pasara por la población y, ante la negativa, consiguió finalmente la carretera de Alicún; por último, consiguió que el puerto fuera habilitado para la exportación, lo que favorecía sus inversiones en la zona.

      Máximo representante de lo que se llamó Arqueología artística y patriótica, desarrollada por la ideología liberal decimonónica en la provincia y figura de amplias amistades e influencias desde que participara como secretario en la Sociedad Matritense de Amigos del País, fue un activo defensor del patrimonio, lo que le granjeó alguna enemistad, en especial en su decidida defensa de las Atarazanas almerienses, finalmente derribadas en 1868.

      De una sola obra se le conoce la autoría, la que escribió junto a L. Gómez Pereira en 1862 con el título de Historia de la provincia de Almería. No obstante, como verdadero descubridor y defensor del importante yacimiento arqueológico de la Ribera de la Algaida (Roquetas), logró participar en una interesante memoria remitida a la Academia de la Historia con el título de “Investigaciones arqueológicas en la provincia de Almería”, junto a Enrique López Rull y Trinidad Cuartara, publicado en el Boletín de la institución en 1894.

Cara Barrionuevo, Lorenzo