Basílica Ortodoxa Rumana El Bautismo del Señor

La primera basílica ortodoxa rumana de nueva planta construida en España se encuentra en Roquetas de Mar. Fue consagrada el 22 de abril  de 2018. El templo está dedicado al Bautismo del Señor.

El templo está construido sobre una parcela de unos 1330 m2 aproximadamente, de los cuales unos 300m2 corresponden al templo. El resto de la parcela son zonas de tránsito, jardines y el campanario. Su planta es de cruz latina y el revestimiento exterior es en enfoscado de mortero blanco. La cubierta es de tejas a varias aguas, siendo la fachada un pórtico con dos columnas y una cubierta en tejas a dos aguas. El campanario se encuentra exento del templo, que es algo característico de la arquitectura bizantina. Todo el conjunto se encuentra dentro de un recinto amurallado.

El interior de la iglesia ha sido decorada al más puro estilo ortodoxo rumano, cubriendo la totalidad de los muros con pinturas icónicas, alusivas a la historia de la salvación, con los misterios de Cristo y de María, y la angelología bíblica; con las efigies de los santos padres de la Iglesia antigua y del santoral ortodoxo. Un gran pantocrátor ocupa el interior del cimborrio y el frontal del presbiterio, este último cerrado por un bello iconostasio, conforme a la tradición bizantina. Esta hermosa decoración es obra de un equipo de artistas dirigidos por el principal de ellos y jefe del taller Mihail Marius Ionescu.

Hacia fines del siglo VIII, el libro Tratado sobre las imágenes contra Constantino decía: «Si un pagano viene y te dice: Muéstrame tu fe…, condúcele a la iglesia y hazle ver la decoración que la adorna”.

Es una decoración que cubre, además de su evidente función decorativa, una dimensión catequética.

“Sobre la bóveda una figura humana representa a Cristo. Diríase que inspecciona la tierra, que medita su ordenamiento y su gobierno. El artista ha querido expresar de ese modo, por medio de formas y colores, la solicitud del Creador respecto de nosotros.

En las pechinas una multitud de ángeles montan guardia alrededor de su Rey común.

En el ábside que domina el altar, la imagen de la Virgen brilla en todo su esplendor con sus manos extendidas hacia los hombres en señal de su poderosa mediación…

En fin, el coro de los apóstoles, de los profetas y de los patriarcas llena y embellece, con sus venerables figuras, el templo todo…»

Interior donde se aprecian las pinturas y el iconostasio

Es un libro abierto sobre la Historia de la Salvación, a modo de catecismo visual.

Cristo Pantocrátor bendice desde la cúpula, rodeado de la corte angélica, de profetas, de patriarcas, de apóstoles y de mártires que cantan su santidad desde el iconostasio. La Virgen, por su parte, desde la Puerta Hermosa, que acoge al fiel a su entrada en el templo, hasta la fila de la Deesis, donde preside las oraciones de la Iglesia celestial para ofrecerlas a su Hijo. Los grandes personajes del Génesis, desde Abel y Melquisedec, hasta Abraham, como símbolos de los sacrificios de la antigua alianza. Los Padres de la Iglesia, defensores de la doctrina recta en los primeros concilios ecuménicos del primer milenio, como Juan Crisóstomo, Gregorio el teólogo o san Basilio el Grande. Los primeros mártires y testigos de Cristo resucitado, como Esteban y Lorenzo- Los misterios de la vida de Cristo, formando el rango festivo en el iconostasio. El símbolo pictórico lo es todo en la iglesia ortodoxa. Él amalgama la teología y la liturgia haciendo visible el adagio latino: “lex orandi, lex legendi”.

Existen algunas diferencias con respecto a un templo católico occidental, como la presencia del Iconostasio en vez del Altar, y la veneración de los santos bajo la forma de iconos.

Pantocrator en el cimborrio

El iconastasio

Al entrar es lo primero que vamos a ver como si fuera el retablo de un altar Mayor. Es una pared que va desde la parte septentrional a la meridional en un templo ortodoxo, separando el santuario de la nave, parte central del templo. En el iconostasio se colocan los iconos, de ahí  su nombre, la palabra proviene del griego, que significa ‘exposición de iconos’.

En el iconostasio hay tres puertas que permiten la comunicación entre el lugar de los fieles y el presbiterio. La más importante, la central, se llama la “Puerta Real” y a través de ella puede pasar solo el sacerdote celebrante. En la puerta está pintado el icono de la Anunciación, flanqueado por los iconos de los cuatro evangelistas. Sobre su dintel la representación de la Última Cena. Otras dos puertas, llamadas “Puertas laterales” en las que están pintados los arcángeles Miguel y Gabriel, las usan diáconos y otros clérigos.

Solea

El Presbiterio está separado del lugar de los fieles por el iconostasio. Sin embargo, una parte del presbiterio queda delante del iconostasio en forma de una elevación que se llama “solea”, en el centro de la cual está el ambón o púlpito, uno de los lugares más simbólicos del templo. Desde el ambón el sacerdote realiza la eucaristía y pronuncia el sermón

Diakonikon y próthesis son dos capillas laterales destinadas al culto del altar, cada una con funciones diferentes. La Diakonikon se encuentra a la derecha, y se llama así porque es oficio del diácono la guarda de los ornamentos y utensilios propios del oficio sagrado. La prótesis es una pequeña mesa que, a modo de credencia, sirve para preparar las ofrendas de pan y vino que servirán para el sacrificio eucarístico.

Altar

La mesa del sacrificio eucarístico se encuentra en un lugar central del presbiterio, delante de la Puerta Real del iconostasio, suficientemente aislada como para que permita los movimientos de los celebrantes a su alrededor. Hay todo un conjunto de elementos auxiliares, muy semejantes a los que hay en la misa católica, que son precisos para la celebración.

El objeto más importante dentro del presbiterio es el propio altar, donde está el antimins (una pieza de tela rectangular a la que está cosida la reliquia de un santo o mártir), el evangelio, una cruz, el cáliz y otros objetos necesarios para realizar la eucaristía

El Santuario está reservado para celebrantes y ministros sagrados. Contiene ante todo el Altar. Está situado en el medio, justo enfrente de las Sagradas Puertas y bastante alejado de las paredes y el iconostasio, de modo que uno puede circular libremente a su alrededor e incluso realizar ritos y ceremonias. Detrás del Altar hay una gran cruz hecha de metal.

Sede de los celebrantes

La parte más importante de la iglesia es el presbiterio, lugar en el que si sitúa el altar, que siempre está en la parte este del edificio. Al presbiterio pueden acceder solo los clérigos, mientras los fieles varones entran allí solo durante el bautismo, y las mujeres, nunca.

El sagrario

Es el lugar que recuerda directamente el Tabernáculo, que adopta diferentes formas. Es frecuente que sea a manera de un templo dotado de una pequeña cúpula.

Alfombra

En el suelo una gran alfombra de color burdeos nos guía hacia el altar que se encuentra detrás del iconastasio. Bordada con varias águilas bicéfalas que resaltan el carácter de descendiente de Bizancio de la iglesia ortodoxa rumana (Biserica Ortodoxă Română). El simbolismo del águila bicéfala indica que una de sus cabezas mira hacia lo infinito del pasado, y la otra hacia lo infinito del futuro, mostrando con ello que el presente es apenas una fina línea de contacto entre dos eternidades.

Coro

A cada lado del iconostasio pueden verse los lugares propios del coro y de los lectores, donde durante el servicio se canta. También están colocados los estandartes. La liturgia ortodoxa es eminentemente cantada y, para facilitarla, las sedes son cómodas, amplias, siempre con respaldo y con soportes inferiores para colocar los pies.

En la iglesia ortodoxa se usa solo el canto del coro, lo que explica la ausencia del órgano en los templos orientales.

Ambón para icono principal

No sólo el iconostasio es lugar para colocar los iconos. Pero para el icono principal, ya por dedicación del templo, ya por la celebración litúrgica, hay un ámbón concreto. Este ambón o facistol que contiene el icono festivo se sitúa ante el presbiterio, generalmente con unas velas propias.

Lámpara del techo

Debajo del pantocrátor que se sitúa en el cimborrio se encuentra una hermosa y bella lámpara. La luz en la iglesia ortodoxa es una imagen de la luz celestial y divina que ilumina a cada persona que viene al mundo, y las lámparas en el templo personifican las fuentes de luz que emanan del Reino de Dios.

Al entrar en ella, percibimos que no estamos solos, que es real la presencia de Cristo a través de los santos que se hacen presentes a través de la multitud de iconos que adornan las paredes. Percibimos que somos una comunidad eclesial de personas que formamos en Cristo un solo cuerpo.

El fondo de la iconografía que se desarrolla en las paredes hace énfasis en la paleta de azules y grises oscuros que dificultan la reflexión de la luz y ayudan a crear el estado anímico que el fiel precisa para su meditación.

Todo ello para dejar muy claro al visitante del templo que entra en un lugar muy especial, un espacio sagrado que, como tal, es distinto del espacio profano formado por el mundo exterior, aunque el templo no sea ajeno a ese espacio. La débil iluminación, creando ese contraste con la luz del día, hace sensible el contraste entre lo sagrado y lo profano.

Las velas

En el pórtico de entrada se encuentra un gran candelero. Una de las diferencias más llamativas es la presencia de velas de cera. En este caso las velas son las propias del culto bizantino. Son velas alargadas de color tierra, que se dividen en las dedicadas a los vivos y a los difuntos. Esta si es una gran diferencia entre los cultos orientales y occidentales. En Oriente no hay un único día para recordar a los difuntos, sino que se les recuerda cada sábado en una oración especial.

El campanario

El campanario es una estructura octogonal de columnas y arcos de medio punto en dos niveles. Debajo de su cubierta octogonal se encuentran las campanas. Se encuentra exento del templo. Cuelgan muy diversas campanas de distintas medidas y desigual frecuencia acústica que hábilmente manejadas por el campanero se convierten en la voz de la Iglesia, indicando si es domingo, o tiempo de Navidad o Cuaresma, o con cualquier ocasión en el que el ritual así lo indique.

Consagración